El Irán actual es un Estado multiétnico. Dos de sus mayores minorías son los kurdos y los azeríes, que viven principalmente en el norte del país. Como resultado de las guerras ruso-persas del siglo XIX, las tierras históricas de los azeríes se dividieron entre dos potencias, Persia (Irán) y el Imperio ruso.
El dividido pueblo azerí ha soñado con la reunificación desde entonces y, durante la Segunda Guerra Mundial, el Kremlin trató de explotar este sentimiento. El plan soviético fue anexionarse sus regiones septentrionales y unirlas a la República Soviética de Azerbaiyán, y al mismo tiempo apoyar las aspiraciones separatistas de los kurdos iraníes.
En agosto de 1941, las tropas soviéticas y británicas invadieron Irán. A pesar de declarar su neutralidad en el conflicto mundial, los vínculos de Irán con el Tercer Reich se consideraron demasiado estrechos para permitir su comodidad. La inteligencia alemana estaba muy activa en el país, y las enormes reservas de petróleo de Irán tenían el potencial de alimentar al Eje durante mucho tiempo. Los aliados no podían permitir algo así.
Tropas soviéticas en la ciudad iraní de Tabriz.
Dominio públicoDespués de una rápida campaña militar, conocida como Operación Consentimiento, Irán se rindió. Los ciudadanos alemanes fueron expulsados masivamente del país y se confiscaron los bienes de las empresas germanas. El país pronto estuvo bajo el control de los aliados.
Sin embargo, el territorio de Irán no fue completamente ocupado. Gran Bretaña se apoderó del sur, mientras que la URSS controlaba el norte. Esta zona era conocida como el territorio de los azeríes del sur: terrenos iraníes en los que habitaban cinco millones de azeríes étnicos, así como tierras de menor tamaño pobladas por los kurdos.
Aunque en 1941 el Ejército Rojo sufrió una serie de derrotas aplastantes a manos de la Wehrmacht, llevando estas a los nazis a las puertas de Moscú, los líderes soviéticos nunca olvidaron sus intereses en Irán
Oficialmente, los territorios bajo el control de soviéticos y británicos aún estaban gobernados por el sah. En realidad, sin embargo, la influencia de Teherán estaba muy limitada por las administraciones de ocupación.
Oficial soviético distribuye folletos de propaganda a los habitantes de la ciudad iraní de Tavriz, el 26 de agosto de 1941.
Vasili Yegórov/TASSDesde el primer día del despliegue de las tropas soviéticas en el norte de Irán, la URSS inició una campaña ideológica, cultural, económica y política a gran escala para ganarse los corazones y las mentes de los locales. Un papel clave en este esfuerzo debía ser desempeñado por la afín República Soviética de Azerbaiyán, que envió a cientos de especialistas a Irán.
La opresión de décadas de Irán contra la minoría azerí significó que la política soviética encontró un terreno fértil en “Azerbaiyán del Sur”.
Cartel de propaganda azerí con Stalin, 1938.
Dominio públicoPara empezar, los ingenieros soviéticos mejoraron los deficientes sistemas de salud y saneamiento en las ciudades y aldeas del norte de Irán. Luego llegó el turno de los ideólogos.
En Tabriz, la principal ciudad de la región, apareció el primer periódico en idioma azerí, Za ródinu (Por la Patria), gozando de una muy buena recepción. Se creó una editorial para publicar libros de autores locales. Se organizaron óperas y representaciones teatrales en el idioma local, además de varios festivales y eventos culturales a gran escala. Abrieron sus puertas escuelas que ofrecían enseñanza en azerí. La región nunca había visto nada igual.
Temiendo el vilipendio de las potencias occidentales, la URSS siguió una política cautelosa en el llamado “Azerbaiyán del Sur”. La versión oficial afirmaba que los comunistas no habían llegado a sovietizar la región, sino simplemente a ayudar a los locales a recuperar su identidad nacional.
Los esfuerzos no se centraron únicamente en los más pobres, sino también en las capas más acomodadas de la sociedad. A pesar de la terrible guerra con los alemanes, los soviéticos llevaron a la región cantidades enormes de grano, azúcar y queroseno.
Para ganarse a la población local, la Administración de los Musulmanes del Cáucaso, creada en la URSS en abril de 1944, participó activamente en el gobierno de la vida espiritual de los azeríes iraníes.
La URSS insinuó, sutilmente o no, que la vida bajo la Unión Soviética sería mejor que dentro de las fronteras de Irán.
En virtud de los acuerdos alcanzados con el Gobierno iraní, las fuerzas aliadas se vieron obligadas a retirarse de Irán pocos meses después de terminar la Segunda Guerra Mundial. Y mientras Gran Bretaña cumplía el acuerdo, la URSS arrastraba los pies.
De hecho, después de haber derrotado al nazismo, la Unión Soviética vio una oportunidad de participar más de cerca en la lucha por el norte de Irán. La propaganda soviética se intensificó, al igual que las actividades de la inteligencia soviética para socavar el apoyo al sah.
La posición soviética en la región se afianzó tanto que el líder del Azerbaiyán soviético, Mir Jafar Baguírov, que apoyaba activamente todas las medidas y soñaba con convertirse en el “unificador de Azerbaiyán”, se atrevió a declarar: “Si quieren saber la verdad, Teherán también es una antigua ciudad azerí”.
En 1945, el Kremlin decidió integrar la economía de la región con la de la URSS. Al mismo tiempo, se enviaron más especialistas al país para crear empresas y buscar yacimientos petrolíferos.
En noviembre de aquel mismo año, todo el control sobre el norte de Irán finalmente se le escapó de las manos a Teherán. Destacamentos partidistas del Partido Democrático del Azerbaiyán iraní prosoviético, apoyados activamente por tropas soviéticas, ocuparon instituciones estatales clave en el país y desarmaron a unidades enteras del Ejército y la policía iraníes.
El 12 de diciembre de 1945, se proclamó la República Democrática de Azerbaiyán, encabezada por Sayyed Ja'far Pishevari. Nominalmente una “república autónoma” dentro de Irán, en realidad era un satélite soviético.
Sayyed Ja'far Pishevari.
Dominio públicoEn enero de 1946, poco después de la creación de la República Democrática de Azerbaiyán, se proclamó otra entidad de carácter estatal en el norte de Irán: la República Kurda de Mahabad.
Los pequeños territorios kurdos cayeron bajo el control soviético junto con el bautizado como Azerbaiyán del Sur, a pesar de que en 1941 la dirección soviética había decidido no jugar la carta kurda y concentrarse plenamente en la cuestión azerí.
Grupo de kurdos.
Getty ImagesSólo en la fase final, en el otoño de 1945, Mir Jafar Bagírov prestó su apoyo a la creación del Partido Popular Kurdo, que el 22 de enero de 1946 se hizo cargo de la recién proclamada República Popular Kurda (o República de Mahabad).
A diferencia del sur de Azerbaiyán, las autoridades de ese país no gozaban de un amplio apoyo público y dependían de la fuerza militar soviética.
Irán no tenía intención de despedirse de sus territorios del norte. Dado que el Ejército soviético impidió que sus tropas entraran en la región, Teherán decidió pedir ayuda en los canales diplomáticos.
Acusando a la URSS de expansionismo, presentó una primera queja formal ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La iniciativa de Irán fue apoyada activamente tanto por Estados Unidos como por Gran Bretaña.
El Consejo de Seguridad de la ONU vota en favor de un examen más detenido de la controversia entre Irán y la URSS sobre Azerbaiyán.
Getty ImagesAl encontrarse bajo una fuerte presión de la ONU y de Occidente, el Kremlin se dio cuenta de que su aventura iraní llegaba a su fin. Stalin decidió negociar. Después de muchos meses de conversaciones, recibió garantías del primer ministro iraní, Ahmad Qavam, de que se le permitiría a la URSS desarrollar concesiones petroleras en el norte de Irán después de retirar sus tropas. Esta promesa, sin embargo, nunca se cumpliría.
Después de la salida del Ejército soviético, en mayo de 1946, las llamadas repúblicas populares vivían en tiempo prestado. Desprovistos de apoyo, sin embargo, intentaron resistir el avance del Ejército iraní.
Pero el mensaje de despedida de Stalin a los azeríes y kurdos cayó como un jarro de agua fría sobre sus aspiraciones: “Como primer ministro, Qavam tiene el derecho formal de enviar tropas a cualquier parte de Irán, incluyendo Azerbaiyán, por lo que una mayor resistencia armada sería poco práctica y desacertada”.
Entre noviembre y diciembre de 1946, el Ejército iraní ocupó los territorios del norte sin necesidad de luchar, desmantelando las dos autoproclamadas repúblicas. Los líderes de la República de Mahabad fueron debidamente ejecutados, pero los de la República Democrática de Azerbaiyán lograron escapar a la URSS.
Sin embargo, no recibieron la acogida esperada. Algunos terminaron en campos de trabajo acusados de “actividades de espionaje”, mientras que el jefe del difunto Estado, Sayyed Ja'far Pishevari, murió en un accidente automovilístico orquestado por los servicios secretos soviéticos, y fue enterrado con todos los honores en la capital del Azerbaiyán soviético, Bakú.
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